Hace un par de días, una amiga de Pi regresó de sus vacaciones en Italia y nos obsequió con unos ricos tagliatelle. Yo tenía desalando unos lomos de bacalao que iba a preparar en salsa vizcaína. Entonces pensé ¡musquis! Si acompañamos los platos de pasta con boloñesas, pestos… ¿porqué no con una vizcaína desmigando el bacalao?
Y como colofón, unos aguacates para aportar sabor y untuosidad al plato.
INGREDIENTES: (4 personas):
- 6 cebollas hermosas
- 2 dientes de ajo
- 120 gr. de pulpa de pimientos choriceros
- 300 gr. de tagliatelle o el tipo de pasta que más os guste o que tengáis a mano
- 2 aguacates maduros
- Cayena al gusto
- Unos 900 gr. de bacalao desalado
ELABORACIÓN:
Retornamos la salsa al fuego y agregamos el bacalao, al que previamente habremos desprovisto de espinas. Lo confitamos durante unos ocho-diez minutos mientras damos movimientos circulares a la sartén para facilitar que el bacalao expulse su gelatina y ésta se integre en la salsa. Rectificamos de sal, si fuese necesario.
Retiramos el bacalao, dejamos templar, desechamos su piel y lo desmigamos. Añadimos las lascas y los jugos que haya podido soltar a la salsa, así como la pulpa laminada de uno de los dos aguacates.
Ponemos agua a fuego vivo, y cuando rompa el hervor salamos, vertemos un chorrito de aceite y la pasta. Removemos al principio y dejamos cocer hasta que esté a nuestro gusto. Escurrimos y servimos la pasta acompañada de la vizcaína. Adornamos con el otro aguacate.
SINANIMUS MOLESTANDI:
He querido realizar una receta básica de salsa vizcaína. Hay quien añade costrones de pan tostado e incluso una Galleta María desmigada para darle consistencia, huesos de jamón o jamón en daditos para aportar sabor. Tomate, por idéntico motivo y un poco de manzana dulzona para contrarrestar la acidez del tomate y/o de la pulpa de choriceros.
Cualquiera de estas opciones es perfectamente válida y estará sujeta en cualquier caso a gustos y tradiciones, aunque la adición de la manzana merece una mención aparte: Según tengo entendido, en épocas de escasez, se añadía ésta fruta al guiso ante la imposibilidad por motivos económicos o de abastecimiento de conseguir azúcar.
El desalado del bacalao dependerá del tamaño de las piezas. Así, las colas nos ocuparán unas 24 horas frente a las 48 que deberemos esperar a los lomos. En cualquier caso debemos renovar el agua del remojo cada 8 horas aproximadamente y guardar en el frigorífico. De ésta forma nos aseguramos de que la temperatura sea constante durante el proceso.
La pulpa de choriceros la compré de bote: Me resultaba más económico pagar una buena conserva que comprar la docena de pimientos secos que necesitaba. Y de paso me ahorré también el proceso de hidratarlos y retirar su carne.
Por último, para evitar que la pasta se nos apelmace o acartone de un día para otro, rociadla con un chorro de aceite de oliva y removedla antes de introducirla al frigorífico.